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Abbas Kiarostami: “No me considero un poeta. Es una solución personal para evitar errores venideros”

2 de febrero | 2016

Una verdadera multitud se agolpó este sábado en cada recoveco de la sala Glauber Rocha de la EICTV, para escuchar y dialogar con el cineasta iraní Abbas Kiarostami, que desarrolla hasta el cinco de febrero próximo un taller en la escuela, como parte de la Maestría de Cine Ensayo. Alumnos y profesorado, más el nutrido grupo de visitantes (egresados, jóvenes cineastas, críticos, especialistas), compartieron y sobre todo confrontaron ideas con Kiarostami partiendo de su obra fílmica, varios de cuyos fragmentos, proyectados por el profesor Jorge Yglesias, sirvieron de pivotes para expandirse hasta reflexiones más amplias sobre el arte.

Autor de varios libros de poesía, el director de El sabor de la cereza no aceptó ser clasificado como poeta, “pues es verdad que escribo de vez en cuando poesía, la recito, la digo y la publico, pero realmente no soy en lo absoluto un poeta. La poesía es una parte de mis inquietudes, y es una parte de la cultura iraní. Todo el mundo en Irán de alguna manera está representado en cualquier profesión con la poesía. Yo creo que he escrito estos poemas quizás para liberarme de cosas que no podría aceptar la responsabilidad de llevarlas a la imagen. A veces alguna palabra tiene una carga que realmente quizás no puede soportar la imagen. Y sí hice algunos libros basados en imágenes, pero tampoco realizables como una imagen. Son imágenes pero en palabras”.

A veces hay algunas ideas que básicamente, esencialmente, no pueden ser imágenes. Y para los alumnos que estudian cine yo creo que es muy necesario separar estos asuntos. A veces pues, vemos que hay una idea. Es muy buena, tiene filosofía, y cuando se juntan algunas palabras ya están expresadas, pero no se pueden llevar realmente a la imagen. Si ven este poemario, pues son algunos poemas cortos, al estilo de haikus, y yo los escribo para no tener algún día la tentación de llevarlos a la imagen, porque no se puede. Algunas ideas que son muy buenas, si no estamos atentos a llevarlas y colocarlas en su sitio, siempre producen tentaciones que pueden provocar un fracaso, y nosotros vamos a ser una parte de nuestro fracaso. En el taller, por ejemplo, yo he visto que hay algunos alumnos que tienen ideas que son muy buenas, pero qué puedes hacer con esa idea buena. Vuelvo a repetir que no me considero un poeta. Es una solución personal para evitar errores venideros”.

Cuando fue indagado sobre los riesgos que pudiera implicar su uso de la imagen, tanto que  subordinar la imagen a la palabra impondría el sentido de la palabra y no el sentido de la imagen, Kiarostami replicó que “yo creo que cuando hay una imagen, la imagen es lo que vemos, no hay nada escondido, todo está ahí. Pero la literatura tiene la posibilidad de manipular al que lo oye. Yo puedo ser impactado por las palabras de una persona. Y muchas veces las palabras que uno dice, igual que los discursos emocionantes de los políticos a lo largo de la historia, puede ser vano y no tenga ningún contexto. Y cuando pasan unos años nos damos cuenta que ha cambiado el concepto. Pero nuestro encuentro con la imagen es otro. Un filósofo ve una imagen, en principio, como ve un niño. Esa es la diferencia, la potencia, la fuerza de la palabra. Pero si queremos decir que cuál tiene una carga mayor de realidad y de verdad, pues es la imagen porque es lo que vemos. (…) Oír no pude ser como ver”.

“Nosotros podemos atestiguar por lo que vemos, no por lo que oímos. Creo que así podemos apreciar mejor la fuerza y la realidad que reside en la imagen. No se puede negar una imagen. Pero luego cuando oímos algo tienes suficiente tiempo para ver cómo nos han impactado las palabras, la estructura de las palabras del que nos ha hablado. Todo el mundo sabe que se dice: primero era la palabra. Pues siempre me pregunto cómo existía el verbo sin la imagen. El verbo sin imagen cómo puede ser. Cuando revisamos nuestra memoria, primero vemos la imagen de una persona y luego lo que nos ha dicho. No se cómo primero se puede oír y luego ver. Pues quizás sólo los truenos, pero primero los vemos y luego los escuchamos”.