Por: Lázaro González González.
Fotos: Alba León Infante
Para el presente curso, la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) producirá un total de seis cortometrajes de ficción, que serán las tesis de los estudiantes que actualmente cursan la especialidad de Dirección de Ficción en esta institución académica.
Los proyectos, se presentaron recientemente al Cuerpo Académico de la escuela, durante un pitch efectuado en la Sala Glauber Rocha, donde se dio a conocer, además, que las películas serán evaluadas por el destacado cineasta franco-griego Costa Gavras.
En Polsky, Rubén Cuauhtemoc se acerca a la vida de Yoemil, un joven sin trabajo, que vive con su abuela Irma, su única familia, y tras la muerte de su padre, del que casi no tiene recuerdo, hereda un viejo y roto Fiat Polski.
La ilusión de arreglar el auto se convierte en obsesión para Yoemil, al punto de robarle dinero a su abuela con el fin de repararlo.Para él, significa la oportunidad de construir un imaginario de su padre, pero después de varios intentos no conseguirá echarlo a andar.
Conflictos más internos se propone Joanna Pérez Vidal enGrandma, un relato donde el amor filial vence las barreras idiomáticas y culturales a través de Juana, una abuela que recibe a su nieto estadounidense George, quien viene desde Oklahoma a pasar unas vacaciones en Cuba.
Aquí, la joven realizadora cubana tratará el tema de la incomunicación por motivos culturales y cómo una barrera idiomática puede dificultar el vínculo entre familias separadas por la emigración.
Desde otra arista, en Alfa, Javier Ferreiro partirá también del tema de la separación —pero en su dimensión más inexorable: la muerte— para contar la historia de unactor cubano de cine porno gay, quien vive recluido en su casa tras el fallecimiento de Yerry, su pareja sentimental y artística.
Asimismo, en el proyecto Tiznao se propone también una historia relacionada con temáticas de género, al focalizarse en las peripecias de Lubrini un dragqueen y showman habanero, que busca a Ulises—su pareja desaparecida por las calles de la Habana— bajo el acecho de un huracán que amenaza a la ciudad.
Durante su pesquisa, Lubrini se enfrenta ante la posibilidad de que Ulises haya abandonado la isla dejando una importante deuda a su nombre.
Por otra parte, el mundo de la infancia, con sus fantasias, sueños, preocupaciones, parece ser el denominador común de los dos proyectos restantes: Papá no sabe silbar, de Laura Plazas y Sirenas, de Maryulis Alfonso.
En el primero, la narración se construye a partir del deseo de Sergio, un niño de ocho años, que fantasea consalir al exterior de su casa, en un pueblo azotado por la violencia, acción que resulta peligrosa para ély su familia.
Por último, Alfonso se situará desde la perspectiva de dos niñas, Clara y Zoe, que viven con su madre en un viejo caserón de madera y empiezan a sentir celos ante las frecuentes visitas de un fumigador.