El escritor, guionista y director mexicano Michael Rowe visita la EICTV junto a la Cátedra de Dirección Documental con miras a un proyecto futuro.
Le trae a la EICTV su amor por el cine y la curiosidad de ver un lugar de enseñanza intensa y enfocada. Galardonado por el premio Cámara de Oro del Festival de Cannes y el premio Ariel por su ópera prima ‘Año bisiesto’, Rowe conoce las dificultades de comenzar en la industria cinematográfica.
“En tu primera película nunca vas a tener el equipo o el tiempo que quisieras y, sin embargo, muchísimas óperas primas son tremendamente poderosas y es porque el autor tiene la osadía de ir a lo más hondo y decir la verdad sin censurarse y no pensar en mercados, audiencias, premios y pendejadas; sino pensando en un compromiso consigo mismo y con la historia”, defiende Rowe en el pasillo aéreo del primer piso mientras mira alumnos de sonido practicar en la Plaza Zá.
Así que a los jóvenes profesionales que recién comienzan les recomienda dos cosas: “que no mienta y que no tenga miedo. Yo creo que lo más importante en todo arte es estar dispuesto a enfrentarte a ti mismo sin tapujos, porque lo que es verdad para ti en lo más profundo de tu ser, es verdad para todos los seres humanos”.
Para él, la ópera primera es la película más importante de un director y deben huir de la tentación de querer plasmar demasiado. “No hay que hacer una película abstracta, filosófica, profunda, pretenciosa… hay que decir la verdad acerca de la historia de un ser humano con honestidad y sin tapujos”, aconseja el director, que se declara fan de las películas de Ozu.
Aunque intenta huir de las repeticiones, ha trabajado trilogías porque “es una manera de explorar desde diferentes puntos de vista una misma emoción o tema. Me ayuda a no repetirme y no clavarme en mis obsesiones nada más”, explica. “Año bisiesto” junto a “Manto acuífero” y “Early Winter” forman una trilogía sobre la Soledad que ganó la ‘Cámara d’Or’ de Cannes y fue Selección oficial en Roma 2013.
Actualmente prepara su siguiente obra alrededor de la Esperanza y en sus planes futuros también, esperamos, cabría un saltito a esta utopía para la realización de un taller de dos meses donde, desde cero, los alumnos escribirían un guion de largometraje. Un trabajo intenso que, opina, “combina con esta escuela que, sabía, es muy intensiva y enfocada que es algo que a mí me apasiona; la gente que de verdad se la toma en serio, trabaja y le importa el cine”.
¡Que pase!