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Jordi, eres un claro ejemplo de lo que es la utopía del ojo y la oreja…

23 de marzo de 2017

A pocos minutos de pasada las 12 del mediodía frente al Aula 2 de Fotografía la Comunidad eicteviana se reúne para recordar y homenajear a Jordi, nuestro querido maestro que ha quedado para siempre con nosotros  aquí, en esta escuela que muchas veces iluminó con sus grandes ojos de niño travieso y que ahora visitan su mama y hermana para ofrendarnos sus regalos, que cuidaremos como si fueran nuestros. Durante la emotiva ceremonia Jerónimo Labrada leyó las palabras enviadas desde la Sierra Maestra por Juan Manuel López, profesor de Sonido y Kiki Alvarez se despidió de Jordi. Todos observamos con emoción y agradecimiento los primeros equipos que trajo la familia de Jordi.

Palabras de Juan Manuel a Jordi:

Hoy es el cumpleaños de Jordi y escribo estas líneas desde la Sierra Maestra, lugar donde estoy trabajando como asesor de sonido para el ejercicio One to One.

Estoy aquí gracias a Jordi, pues fue él quien me dio la oportunidad de conocer este medio. Hace más de dos décadas yo era un estudiante de filosofía que iba saltando de trabajo en trabajo. Conocí a Jordi hace 25 años, en los encuentros que se realizaban en las casas okupas de Madrid, cuando él, junto a Javier Corcuera, se dedicaba a grabar videos alternativos sobre los movimientos sociales Yo siempre estaba a su lado, mirando como grababan.

Una mañana sonó el teléfono fijo (aún no existían los móviles) y al otro lado de la línea, Jordi me estaba proponiendo que fuese ese día como ayudante suyo a grabar una jornada de un documental. A partir de ese día me convertí durante varios años en su asistente de cámara. Trabajamos un tiempo grabando entrevistas para programas de la televisión e hicimos varias películas juntos. Mi primer largometraje fue con él como asistente de cámara en «La espalda del Mundo». Y fue él -cuando el sonidista del documental que estábamos grabando no pudo continuar- quien me preguntó si me atrevía a estrenarme como sonidista. Encerrados en una habitación de un hotel del sur de España, me enseñó a manejar lo que sabía del dat y el mixer y me prestó su microfonía.

Cambié la fotografía por el sonido, pero la vida me regaló poder seguir trabajando con él en decenas de proyectos…

Con Jordi me he recorrido el mundo. Él me enseñó a mirar la vida desde otro prisma, de otra manera. Una de las últimas veces que estuvimos juntos, practicando uno de sus hobbies favoritos, que era probar cada uno de los ceviches de los restaurantes peruanos de Madrid, bromeamos sobre la cantidad de ejércitos que nos habían detenido a lo largo de los rodajes compartidos y nos salieron cerca de una docena…

Vivimos juntos muchas experiencias inolvidables. Conocimos a los últimos brigadistas internacionales de la guerra civil española que quedaban vivos. Tuve la oportunidad de conocer a su familia palestina cuando rodamos Checkpoint Rock. Filmando en Iraq, en mitad de la guerra, nos «escapábamos» por las noches recorriendo las calles de Bagdad, en busca de un bar donde tomar una cerveza que nos hiciera olvidar tanta barbarie. Juntos fuimos expulsados por los paramilitares colombianos de los altos de Cazucá. Han sido muchas noches de poesía y rones fraternos, paseando por Madrid, por las calles de Malasaña y Lavapiés. Muchas madrugadas de conversaciones en las que soñábamos con cambiar el mundo desde cualquier parte de él. Días y días de partidas de ajedrez, matando las horas de nuestros viajes. Años de quedarme sorprendido ante sus trucos de magia, viéndole levitar y haciendo desaparecer dinares, dólares, séquels, euros, pesos…

Una de las últimas noches de rodaje en Iraq, estábamos reunidos en mi habitación y Jordi nos pidió permiso para utilizar su magia en una partida de póker. El acuerdo era el siguiente: si le descubríamos, él nos daba sus viáticos del día, si no nosotros se los dábamos a él. Éramos seis ojos clavados, vigilando cada movimiento suyo. La partida estaba reñida, sobre la mesa todas nuestros viáticos apostados. Descubrimos nuestras cartas y cuando Jordi enseñó las suyas solo tenía pareja de ases, todos creímos que falló el truco. En ese momento la música dejó de sonar y Jordi pidió que pusiéramos otra canción. Allí, encima de cada parlante estaban los dos ases que le faltaban para el póker…

Jordi es un mago de la vida, por eso Jordi no ha muerto, es inmortal. Su último truco de magia fue quedarse para siempre en cada plano, en cada sonido, en cada uno de nuestros corazones…

Y como dijo Mahmud Darwish, uno de sus poetas favoritos:

«Partamos juntos en dos direcciones

partamos como somos, unidos

y separados»

Hermano, eres un claro ejemplo de lo que es la utopía del ojo y la oreja…