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Dead Slow Ahead avanza rápida y aplastante por el universo fílmico

24 de marzo de 2016

Ocho premios en importantes certámenes fílmicos de todo el orbe acreditan la calidad del filme Dead Slow Ahead, que bajo la dirección y fotografía del barcelonés Mauro Herce, egresado de la EICTV, incluye en funciones claves de su equipo de realización a otros graduados de la Escuela de todos los mundos, como el productor José Alayón, el montador Manuel Muñoz, y los sonidistas Carlos García y Alejandro Castillo. Por ende, la EICTV se siente igualmente galardonada en los resultados de sus ex alumnos, verdadera garantía de la perdurabilidad en el tiempo de la institución.

Locarno (Premio Especial del Jurado), DocLisboa (Mejor Ópera Prima y Premio del Jurado de las Universidades), Jihlava (Mejor Documental Internacional), Sevilla (Mención de Honor), Recife (Mejor Edición), Las Palmas de Gran Canaria (Mejor Filme) y Ann Harbor (Mejor Filme Internacional), se inclinaron por la impresionante recreación que de las monstruosas rutinas productivas y vitales de un carguero transoceánico filipino, hace la cámara esgrimida por los cineastas. En las palabras de Herce: “Hemos querido hacer un documental sobre la vida en el mar como si se tratase de una película de ciencia ficción ambientada en el espacio. Porque ya no se trata de imaginar cómo será esa nave del futuro y cómo se vivirá en ella, sino de mostrar cómo ese futuro, tantas veces anticipado en la ficción, acontece ya hoy.”

Sobre la cinta que al decir de Philipp Engel, de Fotogramas, es “Un collage desbordante de belleza y misterio” y resulta “brillante hasta la extenuación”, acorde Luis Martínez, de El mundo, Herce abunda que: “Imaginamos que rodábamos el último navío de la humanidad”, sigue contando Herce, “uno donde su tripulación no se ha dado cuenta del fin del mundo y sigue ejecutando acciones mecánicas, subordinadas a las necesidades de ese monstruo de acero flotante que alimentan hasta la inconsciencia. Nos adentramos en el retrato de esta pesadilla tan contemporánea sin ningún ánimo de denuncia o panfleto sociológico. Su cometido es otro, alcanzar las imágenes más primitivas y esenciales de este universo: la fragua donde el hombre se empequeñece ante la condena de una maquinaria que lo excede y desborda. Una máquina que no descansa jamás, como tampoco descansa la cabeza aturdida del hombre que la creó o la del marinero que la habita, y que parecen haber olvidado el sentido de la creación, en algún confín extraño del universo.”