Por: Antonio Enrique González Rojas
Una nueva muestra visual ocupa el espacio galérico de la mediateca André Bazin, como nuevo nexo dialógico entre la Escuela y otras entidades artísticas asentadas en sus cercanías. Esta vez es el Museo del Humor de San Antonio de los Baños quien acude con la propuesta Cámara, rostros…¡Humor!, que antologa caricaturas personales de personalidades del cine y de otras artes —pero que guardan estrecho romance con el audiovisual. Realizadas están a su vez por otros tantos grandes clásicos de la gráfica cubana como Boligán y Ñico.
Quizás por única vez, en un mismo espacio convivirán desde nichos gráficos, el actor, director y compositor Charles Chaplin, el intelectual Alfredo Guevara, el escritor y guionista Gabriel García Márquez, el actor y director teatral Sergio Corrieri, el director y productor Steven Spielberg, el director Fernando Pérez, el actor Cantinflas, el compositor Leo Brower, el cineasta y soñador Fernando Birri, el actor Enrique Santiesteban, el actor Humphrey Bogart, el realizador y actor Clint Eastwood, el director Humberto Solás, la actriz Whoopy Goldberg, el compositor Edesio Alejandro y el documentalista Michael Moore.
Íconos son todos del perenne “hoy” que es el cine, y el audiovisual por extensión, cuyos registros permiten volver una y otra vez a las obras creadas bajo la séptima musa a lo largo de más de un siglo. Igualmente confluyen todos estos creadores en el altar de la imagen, el sonido y también el silencio (del cual Chaplin fue un maestro), para definir con sus obrares la compleja y prolífica urdimbre de este arte del siglo XX y XXI.
La diversidad también compete a las diferentes estéticas que participan de la exposición. Con la colorida y abigarrada elaboración, casi retratísica, de Carlos Coronado (Eastwood y Pérez), dialogan desde el contraste con las sintéticas soluciones de José Arlés (Cantinflas), Román Pérez (Chaplin) y el joven Fabián -Sotolongo (Edesio). La estética naif de Rafael Vallbona (Brower y Corrieri) marca una postura creativa de la cual el sino expresionista de Luis R. Enrique (Humberto Solás) es extremo apreciable. Mientras, la estética de Ñico (Guevara), que recuerda por momentos al gran Massaguer, otorga un buen sabor vintage a la muestra.
El Santiesteban de Boligán y la Goldberg de Lacoste, destacan por el empleo de proporciones físicas que, sin descuidar la prevalencia del rostro como eje de la caricatura, determinan proporciones más realistas. En tanto el Spielberg del propio Lacoste y el Moore de Pedro Méndez (quien titula su obra Tiro al Busch) apelan más a la referencialidad iconográfica y el golpe de ingenio, para convertir las propuestas en chistes gráficos per se. Un tanto más discreto sucede con el sepia Bogart de Shahrok Heidari, que se ve complementado por el simbólico celuloide para subrayar la naturaleza icónica del protagonista de El halcón maltés.
El García Márquez de Freddy Pibaqué se concentra en la expansión colorista de las determinantes faciales del Gabo, así como Julio Pedro Coto lo hace de Birri pero apostando totalmente por la plumilla y el estudio de carácter.