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Breve apología de la EICTV (con permiso de Fernando Birri) o resumen de su acta de nacimiento

15 de diciembre de 2015

Se aboca —con sus 29 años cumplidos— al umbral de las tres décadas la “fábrica del ojo y la oreja”, el “laboratorio del ojo y la oreja”, el “parque de atracciones del ojo y la oreja” que en 1986 vio la vida, cuando un grupo de soñadores irredentos, “rodeados por el azul turquesa del Caribe azul turquesa, bajo la luna creciente, náufragos de la Utopía, salvados de un mundo de injusticia imperial y de demencia imperial y de demencia atómica”, decidieron fundar esta Escuela Internacional de Cine y Televisión, a la vera benéfica de los baños de San Antonio.

Esta Escuela “anti-escolástica: central productiva de energía creativa para imágenes audiovisuales”, gran “centro de producción de visiones y audiciones”, demuestra así la posibilidad y durabilidad de las utopías, el logro de la inmortalidad y expansión ad infinitum en cada uno de sus miles de egresados, en cada una de sus obras generadas durante y después de su paso por las aulas, en cada público que dialoga y se ve influido por las creaciones de estos eternos alumnos, imbuidos como están por el espíritu “de quienes siempre hemos creído que no se termina nunca de aprender. Más socráticamente, que más tú sabes y más sabes que no sabes nada”.

Escuela visionaria, que marcó desde su misma carta de fundación en una época de aún más claras fronteras entre el campo fílmico y el televisivo, la intención nítida de “borrar un prejuicio bastante difundido —o residuos de este prejuicio— de superioridad del cine sobre la TV. Prejuicio elitista, retardatario, fácilmente degradable en reaccionario, por el cual los cineastas se comportan con respecto al cine, negándole inclusive un lugar, el último, el séptimo, en las órbitas revolucionarias del cielo de las artes”. La realidad del presente perceptual y tecnológico le ha dado la abrumadora razón a este puntual estamento, que no cejó en subrayar que “en esta Escuela, donde todos venimos a enseñar y aprender contemporáneamente, el subscripto que ha sido responsabilizado como su Director, será también su primer alumno en la especialización TV. Cine y TV, decíamos: formación de cineastas y teleastas. O más apropiadamente, para corregir en la invención (ideal) del nombre, la división (real) existente en la práctica: formación de cineteleastas”.

Escuela que aúna en las estrechas fronteras físicas de una isla, la inconmensurable esfera en perenne mutabilidad, diálogo y dialéctica, de los saberes universales, que no se rigen por las leyes del espacio y el tiempo, sino en la “libre búsqueda de utilidad, verdad y belleza”, pues «Dentro de la revolución de la belleza todo, fuera de la revolución de la belleza nada”.

Nota: Todas las citas son extraídas del Acta de Nacimiento de la Escuela, redactada por Fernando Birri