En las complejas circunstancias por las que atraviesa Cuba, la EICTV continúa sus labores, fiel a sus principios fundacionales, acompañando el debate y respetando las diferencias. Desde el 31 de mayo, en que comenzaron las clases del curso regular, y aún antes, en que dieron inicio maestrías, hemos compartido las dificultades y carencias que padece el pueblo cubano, y sufrido las zozobras ocasionadas por el aumento vertiginoso de casos de Covid-19 y el recrudecimiento del Bloqueo. El país en que está enclavada la EICTV, y a cuya generosidad debe su existencia, ha perdido en los últimos años fuentes principales de financiamiento externo por las sanciones económicas y la pandemia.
La realidad cubana de hoy mismo tiene contradicciones y matices ante los que hay que posicionarse con profundidad y respeto, más cuando circulan informaciones falsas de diversa índole que distorsionan los sucesos recientes y todavía en proceso.
Entre las necesidades que aconsejaron a un grupo de valiosos y notables artistas latinoamericanos la creación de esta Escuela, estuvo la de formar a los cineteleastas en un pensamiento crítico, respetuoso de la diversidad de opiniones, sensible ante los contextos y los conflictos en que desarrolla su obra, como también que es imprescindible comprender y desmontar los discursos hegemónicos, opuestos naturaleza al espíritu libertario que es nuestra razón de ser.
Es nuestra tradición preocuparnos y ocuparnos de todos los miembros de esta comunidad dentro y fuera de Cuba. Hacemos y haremos por ellos cuanto esté a nuestro alcance. Reafirmamos nuestro compromiso con el diálogo y nos oponemos a todo acto de violencia de cualquier naturaleza. Continuemos transitando por “el camino del pensamiento”, como enseñaron los fundadores, para superar esta crisis.