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Comenzó un nuevo año lectivo

2 de septiembre de 2025

Comenzó un nuevo año lectivo

“Les pedimos honestidad con el arte que abrazan porque las imágenes que filmarán de aquí en adelante deben tener la audacia y la belleza que salga de sus entrañas, de sus culturas, de sus identidades diversas y compartidas”, exhortó Susana Molina, Directora General de la EICTV, en la jornada inaugural del nuevo año lectivo.

En el acto, la estudiante de segundo año Raphaelle Zittoun agradeció el honor de dedicar las palabras de bienvenida a las generaciones 31 y 32 del Curso Regular, en tanto resaltó el reto humano, artístico y cultural que representa vivir y crear en la Escuela de Todos los Mundos.

”Unirse a la EICTV significa seguir creciendo a través del contacto con otros —a veces abrasivo, a menudo enriquecedor y desafiante—, añadiendo una piedra más al gigantesco y diverso edificio de nuestra comunidad eictviana, que se ira convirtiendo en su hogar, su otra familia, sus amigos y sus amores para los próximos tres años”, destacó la alumna de la especialidad de Documental pocos antes de la ceremonia de riego a los árboles fundacionales: la ceiba, el bambú y la palma real.

Esta tradición fue instituida por Fernando Birri y simboliza el compromiso personal de cada estudiante con la Escuela. Aun cuando alude a los tres continentes (África, Asia y América) a los que estuvo dedicada la institución en sus inicios, se le considera uno de los rasgos de identidad más valiosos de nuestra comunidad cineastas.

Tras la presentación en la sala Glauber Rocha del Cuerpo Académico, el Consejo de Dirección, los jefes de Áreas y trabajadores del centro, los estudiantes de I año recorrieron varios de sus espacios y se acercaron al personal con el cual intercambiarán durante su estancia en nuestra casa de estudios.

Compartimos íntegramente las palabras de bienvenida a las generaciones 31 y 32, del Curso Regular, de la estudiante Raphaelle Zittoun durante el acto de inicio del nuevo curso académico 2025-2026.

“Gracias, Maria Julia, por el honor de darle las palabras de bienvenida a la Generación 32. Ha sido un reto escribir este discurso, dudando por dónde empezar. A la hora de presentar a la EICTV, ¿qué decir primero? Sabiéndola un bufet opulento, me emociono y me distraigo, mis sentidos se embriagan ante la certeza del festín. En la escuela, hay tanto que ver, pensar, dudar, vibrar, sudar, sonar, dialogar, trabajar, trabajar, equivocarse y volver a empezar.

“Entrar a la EICTV significa penetrar en un mundo de abundancia académica donde el derecho a equivocarse prevale —o el derecho a no inhibirse por temor al error como dijo Fernando Birri, uno de los fundadores de nuestra escuela—. Significa entrar en un mundo de apertura creativa, de desafío a la imaginación, donde el pluralismo de voces de todos los mundos estructura desde su diversidad, riqueza y fuerza. Significa entrar en el mundo de la reescritura visual desde realidades urgentes, sean políticas, económicas, culturales, sociales, identitarias o raciales. Para saciar nuestra sed de aprender –siempre haciendo– la escuela nos plantea retos académicos, ofreciéndonos la enseñanza de algunos de los cineastas contemporáneos más relevantes, eruditos, generosos, a veces políticos y desafiantes, para acompañarnos en nuestros propios caminos artísticos, y el aterrizaje de nuestros deseos ardientes, anhelos e impulsos creativos.

“Unirse a la EICTV significa tomar una pausa en nuestras vidas por un tiempo —tres años— para ofrecernos —y recibir— un espacio dedicado exclusivamente al apoyo protector, enriquecedor y estimulante de nuestra trayectoria como cineastas. Fíjense en el logo de nuestra escuela; un circulo, un cuadro y un triángulo juntos, representando las diferentes etapas del aprendizaje cinematográfico. También significan acceder al tiempo y al espacio. Tiempo para aprender, pensar y experimentar. Espacio para buscar, encontrar, desafiar y nutrir nuestras voces autorales y para agudizar y humanizar nuestra mirada hacia el otro.

“Adentrarse en la EICTV significa liberarse de las contingencias del mundo, y eso en parte gracias al decidido apoyo de los trabajadores de la escuela: el personal del comedor, y los del Ranchón que, mientras nos verán en estados diversos durante los próximos tres años, nos mantendrán alimentados; los bedeles que nos abrirán las aulas a cualquier hora, interrumpiendo su sueño para permitir nuestro trabajo; los choferes que nos llevaran a alimentarnos los miércoles en San Antonio, o a divertirnos y tomar un merecido respiro los sábados en La Habana; las señoras de carpeta que se ocuparán de mantener nuestras habitaciones -nuestros hogares- sanos y agradables; las señoras de la lavandería, salvadoras; el personal de mantenimiento que sabrá resolver nuestras necesidades con creatividad, y todas las demás áreas de trabajo que se ocuparan de ofrecernos condiciones adecuadas para nuestra concentración, divagaciones creativas, encuentros enriquecedores y caminos personales. Aprovecho para felicitar a la brigada que trabajó en tiempo record para instalar la nueva conductora de agua; la G31 sabrá que emocionante es tener el agua más asegurada ahora.

“Unirse a la EICTV significa seguir creciendo a través del contacto con otros —a veces abrasivo, a menudo enriquecedor y desafiante—, añadiendo una piedra más al gigantesco y diverso edificio de nuestra comunidad eictviana, que se ira convirtiendo en su hogar, su otra familia, sus amigos y sus amores para los próximos tres años. Entrar no es fácil; algunos habrán tenido que intentarlo varias veces, o no pudieron quedarse, y todos sacrificamos mucho: económicamente, en cuanto a familia, amistades, profesionalmente y personalmente. Pero unirse a la EICTV también significa elegir reencontrarse, mientras se descubre al otro. Un fortalecimiento de la individualidad hacia —y dentro— del colectivo.

“Así que mantén los ojos y los oídos bien abiertos en estos tres años, comparten con los miembros de nuestra comunidad, aprovechan las oportunidades —sean creativas o fiesteras— y no teman la indulgencia académica, el trabajo duro, el error y el esfuerzo. Que tengan hermosos viajes, tanto cinematográficos como personales. ¡Larga vida a la EICTV, Escuela de Todos los Mundos, y bienvenida a la G32!”.