Por: Antonio Enrique González Rojas
Sigourney Weaver llegó a la Escuela rodeada de músicos, productores musicales e investigadores estadounidenses que durante alrededor de una semana repasaron el panorama melódico nacional. «Vinimos como investigadores profesionales. Somos actores, músicos, archivistas”, comentó en el extenso e intenso encuentro que tuvo con los estudiantes, profesores y trabajadores de la EICTV en la Sala Glauber Rocha. “Estamos prácticamente acá por el Festival Cubadisco, gracias a Ed Steinberg, para escuchar muchos músicos, que nos han invitado a eventos y a sus casas, como Roberto Carcasés, quien tocó para nosotros alrededor de una hora. También Alejandro Delgado, Telmary, El Canario, Maraca. Ha sido como una fiesta, una gran fiesta. Hemos apreciado muchos tipos de música. Fuimos a estudios, a escuelas de arte, conocimos a los estudiantes. Hemos venido a aprender de su cultura. Todos los estadounidenses vendrán acá, nosotros solo hemos llegado antes».
La titulada por muchos Reina de la ciencia ficción, la Katherine Parker, de Working Girl (Mike Nichols, 1988), la Dian Fossey de Gorillas in the Mist (Michael David Apted, 1988), la Janey Carver de The Ice Storm (Ang Lee, 1997), llegó a la Escuela en vísperas de su regreso a los Estados Unidos. A gusto desde los primeros minutos, inició su diálogo con una breve cortesía en español, un texto redactado con la premura del entusiasmo: “Muchas gracias por invitarnos a estar con ustedes hoy. Es un gran honor para nosotros conocerlos y saber el trabajo que realizan aquí. Hemos tenido una semana maravillosa con todos ustedes, artistas y músicos talentosos. Por eso no quisiéramos marcharnos».
Icono feminista (consciente o no), que con su Helen Ripley de la saga de Alien marcó un antes y un después en la construcción de roles en el blockbuster estadounidense, verdadero corazón de Hollywood, la Weaver respondió diversas interrogantes, varias precisamente acerca de la concepción de la mujer y la feminidad en esta meca del Entertaiment. «Invierto muy poco tiempo preocupándome por Hollywood, de cualquier manera. Son personas de negocios, no están interesados en la justicia social. Yo siento que depende de nosotros, especialmente de las mujeres. Muchas veces leo un guion y digo: yo debería estar haciendo este papel de hombre, porque eso lo emprendemos las mujeres en todo el mundo. Siento que si bien Hollywood paga el dinero, depende de nosotros tomar todas las decisiones importantes, cada vez que dialoguemos con un ejecutivo medianamente inteligente. Nos toca a las mujeres crear en el cine un mundo que se parezca al nuestro: diverso. Y creo que ustedes están en un gran momento, pues Cuba es el futuro pues es diversa. Los hombres y las mujeres tienen espíritus fuertes, y yo veo un gran amor entre ustedes, y aceptación. En los Estados Unidos tenemos mucho que aprender de su espíritu, y necesitamos que su espíritu venga a nuestro mundo fílmico, que traiga ese tipo de liberación».
«Los dos filmes que me han encantado este año han sido Mustang, creo que es el primer filme de una joven turca, y el otro es La ciénaga, de Lucrecia Martell”, acotó. “Estoy muy emocionada con las mujeres realizadoras que tenemos hoy. Son dos películas tan poderosas, tan memorables. Pienso que las cineastas jóvenes están haciendo el mejor trabajo ahora. Es más difícil encontrarlas en nuestros cines, monopolizados por los efectos visuales».
«Creo que está comenzando una nueva era, donde existen muchas directoras fuertes. Siento que las mujeres están haciendo los filmes a su manera, y cuentan historias que solo funcionan con mujeres. Solo he trabajado con una mujer (Amy Heckerling) en la cinta Vamps, y me gustaría trabajar con más mujeres. No sé por qué no vienen a mí. Usualmente los hombres prefieren abordar la ciencia ficción. Pero me gustaría hacer películas como Diary of a Teenage Girl. Claro que encuentro difícil generalizar en mujeres directoras u hombres directores. Para mí es importante tener las agallas para hacer el filme que se quiere, séase hombre o mujer. Creo que hay muchas mujeres ejecutivas en Hollywood, pero siento que las mujeres necesitan ser más como un grupo de apoyo informal, para solicitar mayores salarios, y apoyarse entre ellas durante desagradables conversaciones con ejecutivos. Necesitamos un complot secreto de mujeres y apoyarnos entre todas para tener mejores trabajos».
Por encima de los posibles condicionamientos de la industria, la actriz opta por las cintas desde un diálogo muy personal con la obra aun en papel: «Yo acepto un proyecto cuando leo el guion, cuando conozco la historia. No reparo en el papel. No me importa si es grande o pequeño, viejo o joven. Lo que me importa es que la película sea sobre algo más que los personajes. En mi experiencia con muchos realizadores, sobre todo con los jóvenes, siempre quiero que sepan que estoy ahí para ellos, que todos somos iguales. Mi única preocupación es que ellos no me dirijan, pues a veces piensan que no necesito dirección. Siempre necesito que me dirijan. Sucede los primeros días pero se los digo y ya todo va bien. Siempre motivo a los jóvenes directores a que me hablen».
La punta de lanza más visible del Hollywood contemporáneo lo constituyen las cintas de grandes presupuestos y espectaculares efectos visuales, con gran protagonismo de las basadas en peripecias de superhéroes. Entre los asistentes al encuentro, surgieron preguntas como: ¿Cree que habrá lugar en Hollywood para los filmes de autor, más modestos?
«Es interesante esto, porque tienes a Simon Kinberg, quien ha escrito parte de la franquicia de los X-Men, que produjo Chappie, ahora Deadpool, que creo es una muy buena película”, comenzó su respuesta, para luego abundar sobre la reciente cinta del debutante Tim Miller. «Me gusta Deadpool pues es muy ingeniosa. No conozco la historieta, pero hicieron un film tan original y gracioso. Enmascararon un filme “pequeño” en uno “grande”. Creo que depende de los cineastas que estos temas funciones con ellos. Creo que un saludable respeto por las audiencias, que creo Marvel Studios lo tiene, es la clave para hacer una buena película. Si somos inteligentes, si apreciamos bromas como esas, entonces creo que la fe en el público ayuda mucho a hacer un buen film».
Subrayó la Weaver alternativas y dinámicas posibles que permiten sostener en los Estados Unidos producciones autorales o mínimas, a la par de los filmes más caros y taquilleros: “Hacer películas de alto presupuesto da la posibilidad a los estudios de asumir a la vez películas más modestas. Creo que eso es lo que pasará. Pienso que los realizadores deben emprender este tipo de juego de balances: cómo hacer que estos filmes de alto presupuesto sean interesantes para ellos; pues tomar un proyecto así otorga la posibilidad de asumir otros tipos de trabajos. Es una especie de pacto con el Diablo. Y Simon no es el Diablo; es muy inteligente. Él es un ejemplo para mí de cómo usar sus habilidades para hacer que “grandes” y “pequeños” filmes le interesen”.
“Con la eclosión de medios en Estados Unidos, tenemos muchas maneras de ver un filme. Ahí está Netflix. De la misma manera tenemos formas de hacer filmes. Los públicos tienen mucho apetito por material original. Quieren ver Transformers, o lo que sea, pero tienen muchos deseos de ver grandes historias. Siempre hay esperanzas. Los estudios son inteligentes y le darán dinero a las personas con las mejores historias».